En mi primer
período de residencia, tuvimos que trabajar en Prácticas del Lenguaje con
"el cuento policial".
Leímos "Un crimen casi perfecto" de Roberto
Arlt. Realicé la lectura en voz alta, me detuve antes de contar el desenlace. Y
comenzamos a hipotetizar quién había sido el asesino. Se entusiasmaron mucho
con esa actividad y desarrollaron hipótesis inimaginables.
Una vez leído el final del cuento (victoriosos aquellos
que habían adivinado correctamente), comenzamos el armado de una lámina en la
cual colocaron características de los cuentos policiales.
Además les entregué unos papeles con datos: un nombre,una
pista, un lugar, un objeto y un crimen. Con eso debían escribir sus propios
cuentos policiales. Luego de la
escritura del primer borrador, se intercambiaron los cuentos entre ellos para
corregirse, hacerse sugerencias o revisar si se entendía.
Los resultados no
fueron los deseados ya que las ediciones finales continuaron teniendo errores
en la coherencia y en la ortografía. Pero lo realmente valorable fue el
esfuerzo y las mejoras desde sus primeros borradores hasta la edición final.
Con sus propios cuentos policiales decidimos armar una
Antología que fue presentada en el Café Literario de la institución.
En
esas dos semanas de residencia armamos un vínculo enorme junto a los chicos,
realmente fue una experiencia muy linda de la que me llevo mucho.